OBSERVANDO el tiempo y el espacio de las cosas, llegas allí donde todo empieza a ser todo más distinguido. Llegas a la frontera de la noche, representando las acciones de la tragedia-comedia humana, en una manera ayuda y crítica, indeterminadamente perceptible, creando una realidad paralela junto a la que existe, que muchas veces, esta otra, la realidad de al lado revela más claramente los límites en los sutiles pliegues sentimentales y mentales del potencial del hombre. El “puente” que tiende a unir estos universos paralelos en la vista fotográfica de Hipócrates Tavlarios es la vía -“águsa”.
En el presente libro las representaciones fotográficas son “movimientos sólidos” que insinúan arquetipos en un clima apócrifo. Viajando entre Kálimnos-Andalucía-La Habana y pasando por decenas otros lugares por el mundo, vuelve de nuevo a Kálimnos- al punto de partida, a la “tierra natal”, buscando por el “Santuario”, mostrando transformaciones de personas cotidianas y a la vez tan alejadas, llenas de paradojas, insospechadas, pero tan familiares.
Una música subterránea atraviesa por todo el ancho de “águsa” y las re/presentaciones figurativas funcionan como un libreto tácito que recorre por todas las situaciones humanas espirituales y existenciales. Una música que empieza de adagio y poco a poco está evolucionando a través de una angustia prolongada a un éxtasis divino hasta que llegue –al fin- el crescendo, la unión que llevará a la purificación.
La obra de Hipócrates Tavlarios es desbordado por una especie de serenidad poética, de una calma que se desvela cada vez más intensamente-se hace más visible al espectador, por el frag/dol-or que está pasando alrededor. El ánimo latente en muchas representaciones fotográficas es una especie de una feria “oscura” -un descarado erotismo mítico que late en todo el espectro del libro, que surge tanto de las sonrisas enigmáticas de las chicas en Barcelona, como del “Loco por Cristo” tolstóico en Iaşi con la mirada profunda-casi aterradora-que crees que está implorando a un santuario vacío.
El mundo fotográfico de Tavlarios es un mundo de “iniciación” y también de invocación ante un retablo de concentración espiritista, que una vez es la mirada seductora de una santa “contemporánea” en Rodas, otra vez un sacerdote -en Ioánina- a la luz de una vela que rebosa en la oscuridad, o una chica que está leyendo tumbada en una cama en Zaragoza. El espectador es libre de entrar en un juego de asociaciones de ideas- es invitado para participar en esta “ceremonia”, a condición de que vea realmente, que pueda tener visiones el mismo, empujando las asociaciones de ideas hasta el último límite, aquel que te invita a que te entregues al fortuito. Eso que empieza en una inocencia de intuición, acaba-termina dentro de la inocencia, habiendo pasado primero por un vértigo declive, por arrebatos de libación, de aislamiento, de dominio al final sobre el mismo cuerpo del destino. Una fotografía, un cuerpo, funciona como punto de otro cuerpo. El cuerpo entero funciona como un punto para la totalidad-para la revelación del alma y del espíritu en su dimensión real. Aquella de su situación permanentemente hechizada.
En el presente libro, el artista comunica el aspecto de la emoción como si hubiera sido, pacientemente, parada, mientras su timbre y su pulso palpitan, se mueven sin parar, se transforman perpetuamente-liberando las fuerzas emotivas de todos los modos a través de los poros del papel fotográfico, repite, continuamente, esta inmovilidad y movilidad del hombre dramático-tanto realísticamente como simbólicamente con la intención de llegar al desconocido- al más allá.
“Águsa”, a través de la “estampación” realista del artista, nos presenta este hombre dramático, crítico o el hombre en crisis. Y a través de este, por las vidas personales-íntimas de estas personas cotidianas, el fotógrafo consigue representar con éxito, la salida del hombre al mundo. Consigue al final una de las mayores peticiones del arte: que el personal se convierta en universal. Y lo hace estupendamente.
Giorgos Alisanoglou
Tesalónica, 2012
μετάφραση: Ελλεάνα Βαφειάδου
μετάφραση: Ελλεάνα Βαφειάδου
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